La osteoporosis es una enfermedad definida por la pérdida de masa ósea por parte del hueso en relación a los valores normales para una determinada edad, sexo y raza.
Se relaciona con un aumento de sufrir fracturas óseas y aplastamientos vertebrales con mínimos traumatismos o con movimientos físicos habituales.
La prevalencia de osteoporosis en España entre la población femenina es del 24% en la mujeres entre 60 y 69 años y del 40% en mujeres entre los 70-80 años.
La OMS la clasifica para mujeres posmenopáusicas en base a los valores obtenidos en la Densitometría ósea (DEXA):
Osteoporosis: T-score 2,5 DE
Osteopenia: T-score
1 a 2,5 DE
Normalidad: T-score superiores a 1
DE
Se clasifica en dos grandes grupos:
Osteoporosis primaria: es la forma más común, existen:
Osteoporosis postmenopáusica: mujeres entre 50-70 años
con aplastamientos vertebrales o fracturas Colles
(muñeca)
Osteoporosis senil: en ambos sexos,
aunque algo mayor en varones a partir de los 70 años.
Aumento del riesgo de fracturas de cadera y vertebras
Idiopática: en hombres y mujeres jóvenes
Osteoporosis secundaria: Síndrome de Cushing (incluido el
tratamiento crónico con glucocorticoides),
hipertiroidismo, hiperparatiroidismo, hipogonadismo,
inmovilización, administración crónica de heparina,
anemia, linfomas, hepatopatías, mieloma múltiple y
alcoholismo.
La osteoporosis se considera una enfermedad en la que se produce una pérdida de masa ósea a una velocidad más elevada en relación a la normal del envejecimiento. La estructura del hueso se vuelve en consecuencia más esponjosa y más frágil.
En el interior del hueso se desarrollan múltiples procesos que alternan la formación y la destrucción en los que intervienen diferentes aspectos: niveles hormonales, ejercicio físico, dieta y hábitos tóxicos. En la osteoporosis predomina la destrucción ósea sobre la formación haciendo a este hueso "porótico", susceptible de fracturas.
Una persona adulta alcanza su pico de masa ósea hacia los 35 años. Es a partir de aquí que empieza una disminución lenta de la masa ósea que dura toda la vida. Esto implica que un aporte bajo en calcio en la infancia y la adolescencia ocasione una disminución de la masa ósea y sea factor de riesgo para desarrollar osteoporosis en la vejez. Las dosis óptimas diaria de calcio varían en función de la edad, así un bebé recién nacido hasta los 6 meses de vida, requerirá un aporte de calcio de 400 mg /día , un niño de 6-10 años, entre 800-1200mg, los adolescentes/adultos jóvenes, entre 1200-1500mg, los adultos varones y mujeres entre 25-65 años, 1000 mg, a partir de los 65 años, 1500mg y las embarazadas y durante la lactancia, entre 1200-1500 mg/día.
La osteoporosis posmenopáusica se produce por un déficit de estrógenos (hormonas sexuales femeninas) por parte del ovario. Hasta la menopausia, los estrógenos actúan como factor protector del hueso.
En la osteoporosis senil, existe una alteración del metabolismo de la Vitamina D y las consecuencias del propio envejecimiento.
Suele ser asintomática hasta que se produce la fractura. La fractura vertebral se presenta como un dolor agudo, dorsal o lumbar con incapacidad física importante que disminuye progresivamente a las 4 semanas.
Estas fracturas, así como la fractura de cadera o la fractura de Colles (las más frecuentes) se presentan ante mínimos traumatismos o en algún caso, como hallazgo radiológico.
La sospecha de osteoporosis se hace en diferentes casos: ante una fractura tras un mínimo traumatismo, por un hallazgo radiológico o en individuos con alto riesgo de sufrir osteoporosis.
El diagnóstico se realiza con la medición del contenido óseo. La DEXA es el procedimiento más utilizado actualmente. No está indicado realizar de manera indiscriminada densitometrías a toda mujer posmenopáusica ni a toda persona de edad avanzada.
Los criterios actuales para solicitar una DEXA consisten en la presencia de factores de riesgo para una osteoporosis, que son:
fracturas antiguas por traumatismos leves a partir de los 45 años
uso crónico de fármacos favorecedores de destrucción ósea
mujeres posmenopáusicas que presenten al menos un factor de los siguientes: historia familiar de osteoporosis, menopausia precoz (antes 45 años), tabaquismo (>20 cig/día), bajo peso (IMC<19) y la extirpación de ambos ovarios antes de la menopausia fisiológica
radiología con sospecha de fractura ósea
seguimiento tras iniciar tratamiento
seguimiento del uso crónico de corticoides
hiperparatiroidismo asintomático
Los parámetros analíticos en la osteoporosis primaria son normales. En casos de sospecha de osteoporosis secundaria se deben determinar valores de vitamina D, funcionamiento hepático y renal, calcio, fósforo, hormonas tiroideas y VSG, así como orina de 24 h.
El objetivo del tratamiento es fortalecer el hueso, haciéndolo más resistente y así evitar fracturas posteriores. Aquellos pacientes con mayor riesgo de osteoporosis son los que más se benefician del tratamiento.
Entre las medidas preventivas no farmacológicas destacan:
evitar el sedentarismo
evitar alcohol y tabaco
alimentación equilibrada con aporte adecuado de calcio
evitar caídas
El calcio de la dieta es el indicado para una correcta formación ósea. En casos de ingestas bajas con la alimentación se precisan los suplementos farmacológicos de calcio.
La Vitamina D se sintetiza a partir de las radiaciones solares que actúan sobre la piel. Es esencial para mantener un equilibrio del calcio en el hueso. Está indicada sobre todo en pacientes ancianos que no salen a la calle y en latitudes con pocos días de sol. Se administra en forma de medicamento a unas dosis de 800 UI/día.
La instauración de tratamiento específico para la osteoporosis se realizará en función del riesgo del paciente de sufrir una fractura. Este riesgo se observa cuando la DEXA muestra osteoporosis, en edades muy avanzadas, en antecedentes de fracturas ante mínimos traumatismos, antecedentes familiares de osteoporosis y en pacientes con riesgo de caídas.
Los fármacos actuales tienen como objetivo frenar la pérdida de masa ósea e inicialmente aumentar la misma en cantidades mínimas. Entre ellos se encuentran: los estrógenos, la calcitonina, los bifosfonatos y los moduladores selectivos de receptores de estrógenos: el raloxifeno
El tratamiento de la fractura vertebral consiste en reposo en cama durante 2-3 semanas, analgésicos y relajantes musculares, calor local e iniciar la movilización lo antes posible. Si no mejora en este tiempo, puede ser útil un corsé.
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Dra. Laura Cristel Ferrer
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